Niños pidiendo posadas por Diego Rivera.

Una Posada en Morelia, hace 130 años

El Lic. Mariano de Jesús Torres nos ilustra sobre la vida cotidiana en un diciembre, en Morelia, hacia 1894.

En la Hemeroteca Nacional Digital de México, accesible en este vínculo https://hndm.iib.unam.mx/index.php/es/, es posible encontrar publicaciones periódicas de nuestro país tan antiguas como del año 1722. Uno de los pocos que tiene a disposición del público que es del estado de Michoacán, es La Lira Michoacana, que se puede visitar aquí: https://hndm.iib.unam.mx/consulta/publicacion/visualizar/558075be7d1e63c9fea1a32c

La Lira Michoacana en la Hemeroteca Nacional Digital de México.
La Lira Michoacana en la Hemeroteca Nacional Digital de México.

Por encontrarnos cerca de las fechas navideñas, les comparto la transcripción del texto del artículo llamado LAS POSADAS – Artículo de costumbres.

NOTA: Este exto apareció publicado a lo largo de varios números de La Lira Michoacana, específicamente en las páginas 578 a 580, 585, 586, 594, 595 y de la 610 a la 612. Se publica el correspondiente a las páginas 578 a 580 y la 586.

De aquí en adelante todo el texto es citado de la fuente ya mencionada.

LAS POSADAS

Artículo de costumbres

La peregrinación que emprendieron los santos esposos José y María desde Nazaret donde habitaban, hasta Belén donde fueron a empadronarse, obedeciendo el edicto del César Augusto Octaviano, la conmemoran anualmente los pueblos cristianos con una práctica piadosa que se conoce generalmente con el nombre de Jornadas o Posadas, que comienzan el 16 de diciembre y terminan el 25 del mismo en que se solemniza el nacimiento del Redentor del mundo.

Vamos a describir la manera de como se verifica en Morelia esa práctica religiosa que constituye desde tiempo inmemorial una de nuestras costumbres públicas.

Desde la antevíspera del día en que se comienzan las Posadas, se sitúan en el exterior del atrio de la Catedral, en los lados que ven al Poniente y al Norte, los expendedores de ramas de pino, de cáscara de peña y de heno con que es de costumbre formar el altar correspondiente.

En el portal de Iturbide [actual de Galeana] se ponen los vendedores de canastitas y objetos de juguetería, propios para regalo de Posadas, las piñatas para las mismas, los pitos de hoja-lata y de carrizo que compran los niños; y tanto en las mesas que constantemente hay en ese portal como en las dulcerías de “El Paraíso” y “Las Flores” que están en el mismo, se encuentra un completo y variado surtido de confites y dulces de toda especie y toda clase de precio.

Procesión en una posada del siglo XIX.
Procesión en una posada del siglo XIX.

En el exterior del portal de Allende se colocan los vendedores de figuras de cera blanca, especialmente de “Misterios y “Huídas”; así como también los foráneos que traen monos de Guadalajara.

Advertiremos de paso, que por “Misterio” se entienden las imágenes de S. José, la Virgen y el Niño; los primeros en actitud de adoración, y él último de aspecto pequeño, como acabado de nacer; y por “Huída” o “Peregrinos”, la Virgen cabalgando en una burrita que conduce un ángel, yendo en pos S. José en actitud de viajero. Este grupo o pasaje es el a propósito para las Posadas.

La persona que se propone hacer estas, se provee de unos “Peregrinos”, de ramas de pino, cáscara y heno que son los componentes indispensables para el altar; de velas de cera para este, y de cebo para los farolitos de papel que han de colocarse en los corredores por donde han de pasar los Peregrinos en procesión. En las mercerías se surte de escarcha, también de juguetes de posadas para obsequiar a los concurrentes y aún de faroles, si no es que los hacía la familia con papel de china y aros de cajeta.

Flor de nochebuena.
Flor de nochebuena.

Con todos estos objetos se dirige a su casa donde es recibido con visibles muestras de regocijo por los chicos que ven en las Posadas su fiesta favorita. Con los mencionados pitos de hoja-lata o de carrizo, que llenan de agua, imitan el gorjeo de los pájaros; con tubos de carrizo hendido en uno de sus extremos, remedan el canto del gallo; con un pergamino que restiran en la boca de una olla y una cuerda embreada que pasan por el centro rozándolo de una manera estridente, remedan el rebuzno del asno; y algunos juntando las manos dejando un hueco y soplando por entre los dedos pulgares, imitan el canto de las palomeas torcazas o las huilotas; las señoritas manejan los panderos, formados con pergamino, y adornado con cascabeles o ruedas de hojalata, que chocando unas con otras, hacen cierto ruido agradable.

En el oratorio de la casa, o si no lo hay, en la pieza más amplia, que por lo general es la sala, se procede a formar el altar, cubriéndose la pared con una cortina blanca, que salpican de flores artificiales. Sobre una mesa que se cubre con un altar provisional, se coloca otra u otras más pequeñas donde se ponen los santos Peregrinos, o bien las imágenes del Misterio, con excepción del Niño, preparándose los Peregrinos para pasarlos en andas en los portátiles a fin de trasladarlos fácilmente a la hora de las Posadas en la procesión.

Se cubre con cáscara la parte visible de las gradas del altar, se adorna este con flores o ramilletes de flores artificiales, esferas o de velas de colores, unas colgadas de la techumbre con combinación con los chorros de escarcha, y otras sobre soportes de porcelana, candelabros, o simplemente candelabros con las velas de cera y todos aquellos adornos que le den un aspecto risueño y agradable. Se colocan al respaldo y a los lados del altar las ramas de pino, se adicionan macetas de cedro, palmas y otros vegetales a propósito, derramando sobre el follaje las hebras del heno y aún hilos de escarcha.


Confeccionando de esta manera el altar, se coloca en la pieza u oratorio, en lugar conveniente el piano, armónica o los asientos para los músicos y cantores, adornándose la localidad, en cuanto lo permite, de la manera más vistosa y alegre.
En los corredores se cuelgan los farolitos de colores, así como en toda la travesía que ha de recorrer la procesión de los Peregrinos.


En pleno consejo de familia se discute y resuelve entre que personas de las conocidas se han de repartir las Posadas; y esta es, en verdad, la parte más importante y delicada del negocio, porque como esto es una contribución onerosa que se impone a la amistad, hay que elegir a las que no se rehúsan a aceptar la invitación, tanto porque sus circunstancias pecuniarias no sean aflictivas, como porque su carácter franco haga que no se paren en gastos para lucirse.

Pavo navideño.
Pavo navideño.

Fuera de los invitados por la familia de la casa o por los amigos de la persona a quien le toca la Jornada, se mete todo ese enjambre de intrusos que son “perritos de todas las bodas”, que observan a pie juntillas y con el mayor descaro aquel principio de que: “Donde cantan y tocan, todos se embocan”, y que dicen para sí:
“A la raspa vamos,
Virgen de Huesca,
A la raspa venimos,
Que no a la fiesta.”

Repartidas las Posadas de la manera dicha y arreglados todos los preparativos en la forma indicada, tienen lugar aquellas del modo que vamos a decir,
Pero antes de pasar adelante, debemos consignar que hay dos clases de Posadas: las que se hacen por devoción y las que se efectúan por diversión.
De unas y otras vamos a ocuparnos separadamente.

Niños pidiendo posadas por Diego Rivera.
Niños pidiendo posadas por Diego Rivera.

POSADAS POR DEVOCIÓN.
Estas las hacen aquellas personas que tienen por único objeto rendir culto a los Santos Peregrinos y conmemorar devotamente el viaje que hicieron de Nazaret a Belén. En consecuencia, ni les preocupa el reparto de las jornadas, pues el jefe de la familia hace el pequeño gasto que ellas demandan, no les lleva la ilusión del baile, porque les repugna darle un carácter de profanidad a un acto que no debe tener más colorido que el religioso.

En virtud de esto, solo invitan a familias de confianza, a personas devotas y de costumbres morigeradas.

A las siete de la noche, reunida la piadosa concurrencia, se da principio a la jornada, rezando el rosario, del que hace cabeza la persona más respetable de la reunión, siendo a veces algún sacerdote.
Los que forman el coro cantan, acompañados de la música, el siguiente Acto de Contrición.


Tú, sin duda, mi Dios, tú solo has sido
aquel dulce pastor que me llamaba,
cuando yo, entre mis vicios sumergido,
no era capaz de oír quien me gritaba;
y pues tu gracia, ¡Oh Dios!ha conseguido
el que me sacuda el sueño en que me hallaba,
mueran hoy a tus plantas mis placeres,
y perdóname ¡oh Padre! Por quien eres.


Se reza en seguida el rosario, y al final de cada misterio, cantan algunas de las estrofas que para estos casos han compuesto los inspirados filarmónicos morelianos Sres. Lic. Ramón Martínez Aviles o Francisco Lemus. Termina el rosario con el ofrecimiento de costumbre y la Letanía Lauretana. Da principio la novena, sacando en procesión los Santos Peregrinos sobre sus andas que conducen algunos de los jóvenes de la reunión y las señoritas que forma el coro salen cantando los siguientes versos:


El señor de bondad os proteja
Y de dichas os colme piadoso,
Si esta noche nos disteis reposo,
Años mil de ventura os dará.
Y en la eterna mansión de los justos
Donde reina, de santos cercado,
Un asiento os tendrá preparado,
Que así premia a los buenos Jehová.
No temáis de los malos las artes,
Ni los riesgos tampoco del suelo,
Que el que al pobre brinda consuelo;
No soporta desgracia jamás.
Labradores, adiós, con mi esposa
De esta humilde posada me alejo;
Mas en ella, por pago, yo les dejo
De la Madre de Dios la piedad.

La Navidad de San Francisco.
La Navidad de San Francisco.

Al llegar a las puertas de las habitaciones donde se ha de pedir la posada, los cantantes y músicos se dividen en dos grupos: uno queda fuera para pedir la posada, otro entra a la pieza para contestar, en el orden que marcan las estrofas siguientes:
1ª. POSA
Fuera En nombre del cielo,
Buenos moradores,
Dad a unos viajeros
Posada esta noche.

Dentro La hora de pedirla
No es muy oportuna;
Marchad a otra parte,
Y buena ventura.


Continua la procesión, cantando todos:


Caminen gustosos,
Esposos queridos,
Ángeles del cielo,
Guardad los caminos.


Al llegar a otra puerta, proceden como en la primera.
2ª. POSA
Fuera Mi esposa padece,
Por piedad os ruego,
Que por una noche,
Le deis el sosiego.

Dentro Esta casa es nuestra,
No es de todo el mundo,
Yo la abro a quien quiero,
Y abrirla no gusto.

Continúan la procesión y el cántico:
Ya se va María
Muy desconsolada,
Porque en esta casa
No le dan posada.

3ª. POSA
Fuera Mirad, mis amigos,
Que mi esposa amada
La Reina es del cielo,
De la tierra gracia.

Adentro Una reina tiene
Soberbios palacios
Donde a todas horas
Le abren sus lacayos.

Prosiguen cantando:
Adiós, José sagrado,
Fiel dispensero
De las tiernas delicias
Que nos da el cielo.


Al llegar al lugar de donde salieron, que es la última posa:

FueraDe Dios los vasallos
Somos todos, luego
Abrid y que pase
La madre del Verbo

Dentro Abriendo la puerta:
Pase la escogida
La Niña dichosa,
La flor de los campos,
La arca misteriosa.


Entran los que forman la procesión, colocan los Santos Peregrinos en su lugar respectivo y arrodillándose todos, el que lleva la voz reza la oración preparatoria para todos los días; en seguida da lectura al punto de meditación, propio de cada día y luego reza nueve Ave Marías, y al fin de cada una canta el coro con la música la siguiente estrofa:


¡Oh peregrina agraciada!
¡Oh bellísima María¡
Yo te ofrezco el alma mía
Para que tengas posada.


Recita la deprecación que señala el cuadernillo y reza 3 Padres Nuestros y Aves Marías, cantándose después de cada uno, esta cuarteta:


Humildes peregrinos,
Jesús, María y José,
Mi alma os doy, y con ella
Mi corazón también;


Da la prevención de los actos de virtud que se han de practicar en obsequio de los Santos Peregrinos, y termina el acto, cantando los del coro:


Pastorcita Virgen
Reina de Belén
De un príncipe madre
Y también de un rey.


Responden todos los circunscritos esa misma estrofa:


El coro Eres, pastorcita
Tan linda y tan bella,
Como allá en los cielos
La luna y la estrella

Todos Pastorcita Virgen, etc.
El coro Ven, cedro precioso,
Ven, alto ciprés,
Palma, lirio, rosa;
Ven, Señora, ven.

Todos Pastorcita Virgen
Reina de Belén
De un príncipe madre
Y también de un rey.

Responden todos los circunstantes a esa misma estrofa:
El coro
Eres, pastorcita,
Tan linda y tan bella,
Como allá en los cielos
La luna y las estrellas.

Todos
Pastorcita Virgen
Reina de Belén
De un príncipe madre
Y también de un rey.

El coro
Ven, cedro precioso,
Ven, alto ciprés,
Palma, lirio, rosa;
Ven, Señora, ven.

Todos
Pastorcita Virgen
Reina de Belén
De un príncipe madre
Y también de un rey.


Luego se dirigen todos muy alegres al corredor donde ha de hacerse la jura de cacahuates y donde ya está preparada la piñata, cantando algunos en la sonata de las “Posadas”.


Tiren cacahuates;
Tiren colación;
Pero no poquitos
Sino de a montón.


Y apostrofando a la persona a quien le han encargado la jornada:


Anda fulanito;
Y no te dilates,
Traete la canasta
De los cacahuates


Se sientan todos: las señoritas y los niños en el pavimento sobre los petates colocados al efecto; los señores en sillas o bancas situadas en uno y otro lado.


Aparece en el extremo la persona dueña de la jornada con un canasto lleno de cacahuates, confites, guayabas, tejocotes, trozos de caña y las arroja a paños sobre la concurrencia; las señoritas y los niños, con alegre algazara, se apresuran a aparar, en sus tápalos las primeras y en los sombreros los segundos, pepenando con precipitación los que caen en el suelo y disputándose entre risas y chistes; gritando: ¡Acá fulanita! ¡Eche para acá doña menganita! Y comienza a oírse el ruido que forma la cáscara de los cacahuates al quebrarse entre los dedos.


En seguida el mismo dueño de la jornada se presenta con una charola llena de canastitas de porcelana, o de dulce, o de papel de colores, llenas de cacahuates pelados, confites, dulcesitos extranjeros, pedacitos de fruta cubierta y obsequia con ellas a los señores y señoras respetables de la reunión, a las señoritas, a los niños y a los músicos, etc.
Después sigue la piñata.

La Piñata, por Diego Rivera.
La Piñata, por Diego Rivera.

Esta se forma de una olla o cántaro de barro que se llena de cacahuates, tejocotes, confites, cañas, colación etc. y con papeles de colores se le da la forma de una gran piña [de donde procede sin duda su nombre] o bien figurando una flor, un globo, o un tipo social como un soldado una catrina, un borracho, etc.


Se cuelga con un cordel de la techumbre del corredor a corta altura.


Luego alguien se toma la comisión de vendar a una señorita en cuyas manos pone un palo de dimensiones convenientes para que pueda alcanzar la piñata y después, la pasea ya vendada, y le da vueltas para desorientarla y al fin la coloca a cierta distancia con dirección a la piñata; entonces comienzan a gritarle ¡Ahora fulanita!¡ahora!¡ahora! Cuando la aludida cree estar ya en un lugar conveniente y asesta el golpe con todas sus fuerzas, si da en algo vago, que es lo más común, todos prorrompen en risas.


Luego vendan a otra, y otra y otra, y así sucesivamente hasta que alguna afortunada acierta el golpe, rompe la piñata y todos los niños se lanzan a recoger lo que cae de ella, disputándose la presa con ruidosa algazara.


Concluido esto, se procede a divertirse un rato con juegos de prendas, o a entonar canciones acompañándose de la guitarra hasta que sean las diez a cuya hora todos se retiran a sus casas a recogerse, después de haber disfrutado con inocente alegría de tan plácidos momentos.


Para el siguiente número nos ocuparemos de describir las jornadas por diversión.

FUENTE: Torres, Mariano de Jesús. En La Lira Michoacana, Periódico Quincenal de Literatura y Amenidades dedicado a las Señoritas y redactado por Mariano de Jesús Torres. Morelia, imprenta particular del Autor, antigua calle del Águila, hoy 1a de Victoria número 48. 1894. Pp. 578-580, 585, 586, 594, 595 y 610-612.

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